sábado, 13 de diciembre de 2008

La segunda de la Navidad

El viernes fui a la segunda comida de Navidad de este año, en esta ocasión con los compañeros del curro.

Quedamos para almorzar unos 24, fuimos al 7 lunas, en Gonzalo de Bilbao. No está mal el sitio, un poco pequeño, pero la comida bastante buena. Comenzó la fiesta con unas copas de vino, bastante bien puestas, acompañando a un buen plato de arroz con carrillada.

Tras el almuerzo, que acabo cerca de las 6 se incorporaron algunas compañeras que no vinieron a la comida, y algún que otro cobarde ya abandonó el evento (no te preocupes, no diré que fuiste tú, José Miguel..., uy). Pusimos rumbo a Luisiana, pero como a medio camino el gaznate ya nos pedía flamenco, tuvimos que hacer una parada técnica en Unique, donde se vio que algunos elementos del grupo apuntaban alto, y tenían intención de llegar lejos durante la noche (yo entre ellos, claro).

La llegada a Luisiana fue tranquila, adaptándonos al medio... Gracias a la inestimable generosidad de Manu, este que escribe se dio el primer latigazo de várdere. A partir de aquí ya empiezo a tener las cosas un poco borrosas...

Tras un buen rato en Luisiana, nos encaminamos a recuperar un poco de fuerza, para ello que mejor que devorar una pizza. Tras ello, y como mandan los cánones de esta mariana ciudad, un pequeño pero intenso paso por Bulería, nos sirvió para elevar nuestras almas de flamencos, unas sevillanitas pal cuerpo pa no olvidar quienes somos.

Ya aquí éramos pocos los valientes, y tras un gran esfuerzo decidimos acercarnos a Abril, unos en taxi, y otros a patita, que el aire era fresquito y nos vendría bien, ¿verdad Javi?

Ya en la puerta de Abril, 7 u 8 compañeros quedábamos aguantando el listón, y tras comprobar que el acceso al local sería harto complicado, nos decidimos los Javieres en poner fin a tan magnífico evento.

Durante unos segundos de terror por mi parte, en los que el compañero me propuso volver a casa en bici (ay, casi me muero del susto), la lógica se apoderó de nuestro espíritu..., paramos un taxi.

Y así, casi sin querer se clausuró la segunda comida de Navidad de 2008 para mi persona. Bueno algo más queda por decir, la mañana del sábado cuando me levanté resulta que no tenía resaca, sino que aún no se me había pasado el vassssilón, menos mal que desayuné y me volví a acostar otra vez...

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