miércoles, 20 de enero de 2010

EL PASEO

Cansado de tantos sueños y vagas realidades,
camino con paso intranquilo,
por las desoladas calles de la ciudad de mi alma.


Recorro los oscuros callejones de mi mente,
y cada una de estas apartadas moradas del miedo
me parece más fría, sucia y... acogedora.

Me aparto, con descontrolada furia, 
de la gran avenida,
continuamente transitada por miles
y miles de pensamientos que,
como ahora yo,
no tienen un destino prefijado, seguido.

Me alejo de los grandes pensamientos para,
en las pequeñas callejas,
disfrutar del paso acelerado y poco usual
de los deseos que me sustentan y reviven.

Los vanos afanes y los inútiles sueños
pasan ahora por mi lado,
y adoptan el cómico aspecto de ratones de colores
que son perseguidos por la realidad,
convertida en un gran gato negro,
cuyas voraces fauces están a punto de tragarme,
mientras trato de alcanzar,
con una prisa que me asusta,
unos ratones de colores,
convertidos en mi mente
en fuertes afanes y grandes sueños.

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