viernes, 25 de julio de 2014

Un recuerdo presente

Últimamente se notaba un poco alterado y bastante sensible con ciertos temas que hasta ahora habían reposado tranquilos en su cabeza.


Eran muchas las sensaciones que lo envolvían las últimas semanas, pero un acontecimiento especial removió el suelo que tímidamente lo sostenía. Fue una tarde, un reencuentro por whatsapp (tan presente ya en su vida) con una versión adulta de un recuerdo de catorce años. Desde aquel momento de descubrimiento virtual solía hacerse la misma pregunta, no entendía cómo era posible que después de tantos años sin ver ni hablar con una persona, apenas unas frases sin mirada siquiera de por medio, sirvieran de pegamento para dos vidas tan distantes.


Fue una sensación de transparencia lo que le recorrió, una necesidad de mostrarse tal cual. Una total y brutal confidencia. No tenía claro si la otra persona vivió lo mismo en aquel instante, era muy probable que no fuera así,  pero no pudo menos que abrirle una ventana para lo que necesitara, y prometerle que dentro de poco, si todo volvía al cauce del que no debió salir, le abriría también la puerta para que entrase en su vida para siempre.


Le ofreció lo que tenía, escuchar lo que quisiera contarle, sin juicios ni prejuicios. Le ofreció un lienzo en blanco en el que dibujar, en el que pintarse. Le prometió no darle estúpidos consejos a menos que se los pidiera.


Comprendía que ahora sólo era una foto unida a un recuerdo y a palabras que aparecían en una pantalla, pero algo dentro de él le decía que podrían volver a ser algo más, y eso le animaba a seguir explorando. Ambos se lo merecían.


Nota del caminante:
Sé que lees mis historias y que creíste encontrarte hace unos días en las palabras del caminante. Ahora estás ya en el diario, y tienes tu primera página en él. Quédate, no te vayas.

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